
Este tipo de estudios supone un
avance en el tratamiento del cáncer de próstata, uno de los más comunes entre
los hombres a nivel mundial. El tratamiento más frecuente para esta enfermedad
consiste en la extirpación de la próstata. La radioterapia se utiliza a menudo
para disminuir el riesgo de recurrencia, que suele ser del 10%, sobre todo en
pacientes cuyo cáncer se ha diseminado fuera de la próstata.
La investigación determina que el
tratamiento con radioterapia aplicada inmediatamente después de la operación es
eficaz principalmente en pacientes jóvenes y con márgenes quirúrgicos
positivos. En el caso de los adultos mayores de 70 años su aplicación puede
tener efectos no deseados.
Según el estudio, los pacientes
sometidos a radioterapia cuentan con una
mejor supervivencia libre de progresión, incluso después de 10 años, en
comparación con los que no habían recibido el tratamiento. Además, eran menos
propensos a necesitar terapia hormonal.
A la luz de estos datos,
especialistas del Massachusetts General Hospital en Boston han señalado la
necesidad de una aportación multidisciplinar a la hora de decidir sobre la
aplicación del tratamiento con radioterapia. La responsabilidad recae sobre el
equipo uro-oncológico para decidir cuándo y en qué condiciones se somete al paciente
a radioterapia.